LA EXPERIENCIA TURRELL



A principios de mes, asistí a un curso sobre naturaleza, arte y paisaje en la Universidad de Cádiz. Como colofón del mismo, realizamos una visita al Parque de Montenmedio, en el que tras recorrer algunas obras insertadas en el territorio, pasamos a visitar la pieza que reciéntemente inauguró el artista James Turrell. He aquí mis impresiones, tal y cómo os había prometido en una entrada anteterior.



Hay que acudir a una hora concreta a la construcción, camuflada por una cubierta de tierra. La entrada es un pasillo de tres metros de ancho que se va oscureciendo y te conduce a un interior en penumbra en el que una especie de piscina acristalada en la que arrulla el agua irradia una luz azulada. Al levantar la vista se ve el cielo, aún iluminado por el sol poniente. En el centro de la piscina se yerge una estupa, un tipo de construcción de los monjes budistas, mitas huevo, mitad cúpula. Entramos en su interior y nos sentamos en un banco que circunda toda la planta de la estupa. En el centro de techo hay un agujero de aproximadamente dos metros de diámetro, por el que vemos el cielo. A media altura de la estupa, hay un canal en el que iluminan unas luces leds, el color de la cúpula de la estupa es amarillo ocre y el cielo azul contrasta. Empieza a ponerse el sol.

A partir de aquí, la experiencia deviene en un maravilloso juego con la percepción mediante los cambios en las luces leds y el cambio de la luz natural del sol, que se va ocultando lentamente. Durante 45 minutos, tiempo que dura (al menos en verano) esta obra, percibimos los suaves y sutiles cambios de color que se establecen entre el techo de la estupa y el cielo a través del agujero. La profundidad del cielo desaparece y se convierte en un círculo plano que parece formar parte del techo. A veces una estrella aparece en el círculo y parece un punto de pintura blanca en una superficie oscura. Recuerdo que cuando aún el cielo era azul claro, un insecto cruzó volando, y fue como una mancha viva y limpia en una superficie plana, un punto móviéndose sobre el plano. La percepción es hábilmente hipnotizada por el mago Turrell, que nos lleva a territorios de poesía cósmica.



El vídeo no es muy bueno, y no da una idea de lo que se experimente en en interior de la estupa, entre otras cosas porque está prohibido grabar o hacer fotografías en el interior. De todas formas, aunque estuviera permitido, ningún vídeo da medida real de la experiencia, porque nunca es más cierto aquello de que la obra no puede experimentarse a través de una reproducción. Es una relación intransferible entre la luz, el color y la conciencia. Creedme, merece la pena, y si teneis ocasión, experimentadlo por vosotros mismos.

1 comentario:

javi dijo...

parece muy interesante la pieza, me a gustado mucho fram haber si tengo oportunidad de ir .

un abrazo
pistoles